
El concepto de patrimonio ha ido evolucionando hasta nuestros días, algo que vendría propiciado a su vez con la superación del valor del tiempo y de lo artístico como únicos parámetros regidores del legado patrimonial.
De este modo, aquellos elementos que hace un tiempo no estaban considerados como tal, han ido incorporándose gradualmente al patrimonio inmueble, mueble e inmaterial para generaciones venideras. En este contexto, el concepto de patrimonio contemporáneo ha ido constituyéndose desde finales del siglo XX, adquiriendo un reconocimiento internacional.
Reconocida la amenaza que sobrevuela a los edificios construidos en los siglos XIX y XX, la Declaración de Praga de 1971 señala la importancia de conservar los edificios de este periodo que “representan valores creadores que deben ser protegidos, de la misma forma que las creaciones de épocas precedentes”.
La fundación de la organización DOCOMOMO, creada en 1990, se centra en la protección de inmuebles vinculados con el Movimiento Moderno y circunscritos al periodo de tiempo, 1925- 1965, finalmente ampliado hasta 1975. Solo un año después, en 1991, el comité de Ministros de la Unión Europea publica la Recomendación nº (91)13 sobre los bienes patrimoniales del siglo XX, señalando la importancia del mismo para la construcción de la sociedad contemporánea y en particular, debido al ámbito en que se desarrolla esta recomendación, a la “conciencia europea”.
El desequilibrio entre periodos históricos y geográfico existente en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, así como su falta de representatividad, saldría a relucir en el año 1994 por parte del Comité del Patrimonio Mundial a partir de informes previos que así lo atestiguaban. Entre dichos desequilibrios estaría el existente entre el patrimonio de mayor recorrido histórico y el contemporáneo. A propósito de ello se desarrollaría por parte de la UNESCO un programa específico que atendiera a estas carencias detectadas y se dedicaría la publicación “World Heritage Papers” nº5 (2003) monográficamente al patrimonio contemporáneo.
En la actualidad son diversas las arquitecturas del siglo XX que han sido incluidas en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Sin embargo, a excepción del caso de la ciudad Brasilia inscrita en 1987 y la casa Schröder de Gerrit Rietveld en el 2000, el resto de inscripciones reseñables son recientes. Destacaríamos las 17 obras de Le Corbusier incluidas en 2016 y las 8 de Frank Lloyd Wright, incorporadas en 2019.
Este reconocimiento a nivel mundial por parte de la UNESCO muestra las cotas que la arquitectura del siglo XX ha conseguido en su valoración como patrimonio cultural. Ante este nuevo escenario, cabe reflexionar y debatir sobre la pertinencia de la inclusión de estos edificios en la lista, de proponer o cuestionar la oportunidad que supone incorporar otras obras de carácter excepcional, tanto de los autores señalados como de otros autores y autoras que realizaran su actividad en la pasada centuria.
El debate estará abierto hasta el día 20/06/20.
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La inscripción de la obra de Le Corbusier como Patrimonio Mundial es el fruto de un trabajo colectivo que duró cerca de diez años. La particularidad de esta candidatura, presentada por Francia, radica en su eco internacional y en el apoyo de siete países (Alemania, Argentina, Bélgica, Francia, India, Japón y Suiza).. Un logro que se ha alcanzado después de dos intentos fallidos ( en 2009 y 2011 ) que finalmente hace el debido reconocimiento a la acción radical llevada a cabo por Le Corbusier en el campo del diseño. Las obras de Le Corbusier son patrimonio porque son testigos de un nuevo lenguaje arquitectónico que ha creado una ruptura con el pasado y mira al futuro. Durante 45 años Le Corbusier ha pasado cada día en el lugar que él mismo llama «Estudio para la paciente investigación» una zona íntima, personal en la que daba espacio al arte, a la pintura, al dibujo a la creación de esculturas pero sobre todo a la relación entre el trabajo visual y su arquitectura. Las 17 obras elegidas escrupulosamente por la Unesco reflejan las soluciones que el Movimiento Moderno ha intentado aplicar durante el siglo XX respondiendo a los desafíos que la sociedad y la arquitectura tuvieron que afrontar entre 1910 y 1960, ha contribuido a modernizar las técnicas constructivas y ha respondido a las necesidades sociales y humanas.
En el Documento de Madrid del 2011, en el cual están establecidos los criterios de identificación, conservación, intervención y gestión del patrimonio arquitectónico del siglo XX podemos encontrar los valores patrimoniales propios de Las obras de Le Corbusier: valores sociales, constructivos, de uso y de diseño.
La obra de Le Corbusier hoy en día es un «dogma» para el arquitecto y la duda que surge no es si sus obras son adecuadas para convertirse en Patrimonio, sino al contrario, por qué no deberían ser consideradas como tales. Para cualquier arquitecto de nuestra época, lo que nos ha transmitido Le Corbusier debería ser considerado la Biblia de la arquitectura, su herencia es demasiado importante, basta pensar en los 5 principios de la arquitectura expuestos en su célebre obra «Verse una architecture», que reflejan los puntos fundamentales que encierran la historia y el futuro de la arquitectura:. El inmueble debe superar la naturaleza elevándolo del terreno por pilotis, el verde debe ser vuelto al hombre a través de Toit terrasse,un esqueleto de hormigón armado elimina los tabiques portantes para dar vida a un plan libre y permite crear una fachada libre y donar más iluminación en el interior con la inserción de fenecer en longueur.. Además de estos aspectos lingüísticos son de suma importancia las innovaciones relativas al tema social: la creación de su prototipo de ciudades verticales como en la Unitee de Habitación, pensada como un tablero de ajedrez de apartamentos que encajan en un rompecabezas, que sigue siendo un simple esquema de diseño para edificios residenciales y ecobarrios. También en el ámbito religioso Le Corbusier ha aportado notables innovaciones, liberándose de la forma tradicional de la Iglesia y basando el nuevo lenguaje en la importancia de la luz y en formas orgánicas como en la Catedral de Ronchamp.
También en el Plan Nacional del siglo XX estan recogidos estos tipos de valores: se puede hablar de valor tecnico y de autenticidad, también de singularidad y simbolico.
Es por los grandes maestros del movimiento moderno, así como Mies y Wright, que la Arquitectura ha tenido un impulso hacia el futuro, con un corte no demasiado drástico del pasado, sino con una modernización de los principios y las reglas arquitectónicas que subyacen al diseño, un paso muy importante para la historia de la arquitectura, tan relevante que no se puede dejar de considerar Patrimonio.
Sin dudas la antigüedad y el alcance artístico de los edificios son parámetros fundamentales para definir cuáles de ellos son dignos del alto título de Patrimonio Mundial. También es verdad que no hace falta que un edificio pertenezca a otra época, y ni es fundamental que dicho edificio sea caracterizado por elementos particularmente artísticos para reconocer su particularidad y el impacto que tiene en el contexto en el cual se sitúa y en unas obras arquitectónicas posteriores que tienen en honor de poder verlo como un fuerte ejemplo en el que inspirarse.
De hecho, tal y como las obras realizadas a lo largo de las épocas romana y griega han demostrado ser fundamentales puntos de partida para la creación de las arquitecturas de los sucesivos períodos históricos, de manera parecida los edificios proyectados a lo largo del último siglo (siglo XX) desempeñan un papel decisivo en la definición de algunos de los cánones más importantes que constituyen la base de las obras arquitectónicas contemporáneas.
Entre los más importantes exponentes del Movimiento Moderno podemos por cierto evidenciar el trabajo hecho por Le Corbusier y Frank Lloyd Wright.
Le Corbusier fue un arquitecto, urbanista, pintor y diseñador suizo que opera en la primera mitad del siglo XX. Fue uno de los más grandes renovadores de la arquitectura moderna. De hecho, sus obras están conocidas sobre todo por su nuevo modo de concebir las arquitecturas como espacios que deben comunicar con los que la habitan y responder a las necesidades sociales del hombre: gracias a este hecho llegó a dibujar unas de las arquitecturas más innovadoras y características de la época contemporánea, creando unas formas muy diferentes de aquellas realizadas hasta entonces y dándole inicio a una verdadera nueva forma de hacer arquitectura.
Claros ejemplos de este concepto son por ejemplo la “Casa Citrohan”, o sea su noto prototipo de vivienda unifamiliar que se podía producir en serie y la “Unité de Habitation”. Estos constituyeron claramente unas grandes novedades entre el concepción de arquitectura que había sido siendo realizado por los arquitectos antecedentes.
A la misma manera, Frank Lloyd Wright representa otro pilar de la arquitectura del siglo XX. Su filosofía de “Arquitectura orgánica”, o sea el estilo arquitectónico que promueve la armonía entre el hábitat humano y el mundo natural representa una de las innovaciones más relevantes de la historia de la arquitectura mundial. Cada edificio proyectado por Wright ofrece soluciones innovadoras a las necesidades de alojamiento, culto, trabajo o ocio.
El ejemplo más conocido de esta “Arquitectura orgánica” es la “Casa de la Cascada”, situada en una zona rural de Pensilvania.
Es por estas fundamentales innovaciones introducidos por estos dos arquitectos que creo que las obras realizadas por ellos pertenecen perfectamente a la categoría de obras de Patrimonio Contemporáneo Mundial del UNESCO. Desde mi perspectiva, de hecho, estas obras tienen una influencia en la arquitectura sucesiva demasiado grande para permanecer sin ningún reconocimiento de esta magnitud. También creo que sería importante reconocer como patrimonial siempre más obras parecidas a estas, si representan en cualquier modo un ejemplo base para la ideación de nuevas obras contemporáneas.
Fuentes:
SITIOS WEB: página web del UNESCO, https://es.unesco.org/
TEXTOS: William J.R. Curtis, “La arquitectura moderna desde 1900”, Phaidon 2012
Le Corbusier seudónimo de Charles-Edouard Jeanneret-Gris, intelectual, constructor en equilibrio entre realidad y utopía, artista, fue uno de los más grandes arquitectos, urbanistas, pintores y diseñadores. Pionero del uso del hormigón armado en la arquitectura es uno de los padres del urbanismo contemporáneo. Recordado sobre todo como una de las figuras más influyentes e importantes de la historia de la arquitectura, es considerado uno de los maestros del movimiento moderno junto con Ludwig Mies van der Rohe, Alvar Aalto y Frank Lloyd Wright. Todo su trabajo se ha basado en un concepto único: «La arquitectura es la actividad que produce pueblos felices». Durante su vida realiza muchísimas obras que pueden estar contenidas en algunas macroáreas: las del inicio (1910-1919); de los años del Purismo (1929-1929); los trabajos de los años 1939-1942; la estética del Beton Brut (1948-1959); y luego las obras de los últimos años (1958-1965). La candidatura para incluir 23 de sus arquitecturas del funcionalismo en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad fue presentada dos veces al Comité de la Unesco, una primera vez en 2009 y después en 2011, pero ambas fueron rechazadas con la petición de que se revisara la presentación. Por lo tanto, los Estados afectados redefiniron la serie reduciendo, entre otras cosas, el número de objetos. Sólo el 17 de julio de 2016 en la reunión anual del World Heritage Committee de la UNESCO celebrada en Estambul se anunció la inscripción de 17 obras arquitectónicas y urbanísticas, proyectadas por el arquitecto Le Corbusier en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad. Hasta entonces, sólo 20 edificios de arquitectura moderna estaban protegidos frente a casi 800 edificios clásicos. Las construcciones que han entrado en la lista han sido consideradas como «un testimonio de la invención de un nuevo lenguaje arquitectónico que marca una ruptura con el pasado». Obras que el arquitecto ha realizado en cincuenta años trabajo en todo el mundo y que representan precisamente su capacidad de proyectar y construir respondiendo a las exigencias de un mundo moderno. El reconocimiento de la UNESCO, por tanto, atestigua la contribución excepcional que este maestro de la arquitectura ha dado al Movimiento Moderno, y alienta a la promoción, participación y tutela de un patrimonio complejo y frágil de la arquitectura mundial. Pero la pregunta que surge espontánea es: ¿Por qué sólo se han añadido 17 edificios a la lista de los sitios Patrimonio de la Unesco? ¿Qué representa esta selección? Sin duda Le Corbusier establece de alguna manera una importancia fundamental, es decir, la de autor que mas ha influido en el movimiento moderno a nivel mundial y que ha contribuido a crear un nuevo lenguaje arquitectónico convertiendose, en el tiempo, al punto de referencia para el diseño en cada rincón del mundo. Con la inclusión en la lista de la UNESCO es, evidentemente, el reconocimiento de una cierta verdad absoluta. Las obras que se incluyen son efectivamente las fundamentales del artista, que representan un enfoque innovador en términos de espacios y diseño que han ejercido una gran influencia en la construcción en muchas partes del mundo (Las obras se encuentran en Francia (14), en Alemania, Argentina, Bélgica, India, Japón y Suiza (4). Por el contrario, faltan algunos edificios importantes, y es quizás precisamente aquí donde la elección guiada por la voluntad de mostrar cómo la obra de Le Corbusier se ha extendido por el mundo, en lugar de intensificada por la representación de un solo país. La conservación del patrimonio moderno, y más particularmente de la obra arquitectónica de Le Corbusier, debe considerarse como un esfuerzo a largo plazo. La inscripción en la Unesco ayuda a promover el conocimiento de este patrimonio complejo y frágil, como el Moderno, y a compartirlo con el mayor número de personas posible, reconociendo que la arquitectura moderna ha sido finalmente historiada y reconocida como un objeto que hay que proteger.
Sin duda, la inclusión de 17 obras de Le Corbusier en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO supone un claro reconocimiento a la arquitectura global del Movimiento Moderno. Le Corbusier se convierte así en la cabeza visible que engloba los aspectos más esenciales de la arquitectura de dicho movimiento, al practicar esta arquitectura en diversos lugares del mundo (los recogidos en la lista pertenecen a 7 países: Alemania, Bélgica, Francia, Alemania, India, Japón y Suiza). La obra de Le Corbusier muestra de una forma global ese cambio que se produjo tras la Revolución Industrial y que se cristalizó tras la I Guerra Mundial.
Representa esa búsqueda de reconocimiento de la identidad entre forma y función y coherencia de los nuevos tiempos modernos, la experimentación y búsqueda de alternativas a modelos históricos representadas por las vanguardias del siglo XIX, y la capacidad de englobarlos en un movimiento único. La arquitectura de le Corbusier manifiesta y pone en valor las nuevas técnicas constructivas y el uso de nuevos materiales y su estandarización. El valor arquitectónico es indudable, ya que, en este nuevo modelo de arquitectura, Le Corbusier es el precursor de los puntos que definirán los rasgos más característicos como son la planta libre, pilotis, la cubierta plana ajardinada, la venta alargada y fachada libre, como se muestra en la Villa Saboya (1928), la casa Curutchet (1949) o la villa La Roche (1925), dentro de las obras seleccionadas. El valor social de su arquitectura, al igual que la del resto del Movimiento Moderno, supone una nueva forma de concebir los edificios, priorizando las funciones y necesidades sociales, buscando un nuevo comienzo y una nueva forma de proyectar tras la guerra. Aunque le Corbusier se ha considerado como uno de los arquitectos más importantes del siglo XX, cabe destacar otros autores de este siglo como Frank Lloyd Wright o Mies van der Rohe.
Wright, considerado el arquitecto americano más importante de este siglo, ha tenido su reconocimiento por parte de la UNESCO. Su arquitectura es una filosofía de la arquitectura que promueve la armonía entre el hábitat humano y el mundo natural. Mediante el diseño busca comprender e integrarse al sitio, los edificios, los mobiliarios, y los alrededores para que se conviertan en parte de una composición unificada y correlacionada. El estilo orgánico acepta muchas de las premisas del racionalismo, como son la planta libre, el predominio de lo útil sobre lo meramente ornamental y hace mayor incapié en esto último, creando esas casas como la Millard House (1929) o la Hollyhock House (1922) con decoraciones de influencia maya; incorpora a la arquitectura de los adelantos de la era industrial, pero intenta evitar algunos de los errores en que cae el racionalismo y aportar nuevos valores a la arquitectura, creando esas relaciones entre el hombre y el espacio. “Cada uno de estos edificios ofrece soluciones innovadoras a las necesidades de vivienda, culto religioso, trabajo u ocio. El trabajo de Wright de este período tuvo un fuerte impacto en el desarrollo de la arquitectura moderna en Europa», poniendo así de manifiesto otro tipo de arquitectura contemporánea de necesario reconocimiento, algunas de estas obras reconocidas por la UNESCO son el Museo Guggenheim de Nueva York o la mítica Casa de la Cascada en Pensilvania.
Mies Van der Rohe, desarrolla una arquitectura de gran importancia estilística y arquitectónica, debido a la utilización de los nuevos materiales y sus principios espaciales y estéticos. La Villa Tugendhat en Brno, diseñada por él, fue incluida en la lista de Patrimonio Mundial en el año 2001, pero se podrían añadir gran parte de su obra como la casa Farnsworth, el edificio Seagram o el Crown Hall del Instituto de Tecnología de Illinois.
Brevemente comentar, que en ámbito de la Península Ibérica DOCOMOMO ha conseguido poner en valor numerosos edificios del Movimiento Moderno, aunque gran cantidad de ellos, como la Pagoda de Miguel Fisac no corrieron tanta suerte. Estos hechos son los que nos hacen reflexionar sobre la importancia que debemos dar a estas arquitecturas.
A colación de mis compañeros y volviendo al punto principal, alabo este reconocimiento por parte de la UNESCO, ya que se puede considerar a Le Corbusier como el arquitecto más reconocido a nivel internacional del Movimiento Moderno y, del cual, nos han llegado innumerables obras. Tengo que añadir que una gran parte de arquitectura vinculada a este movimiento desarrollada en el siglo XX ha desaparecido o ha sido transformada de una forma desproporcionada debido a la especulación y a las nuevas necesidades de la sociedad cambiante, o simplemente queda obsoleta y en el olvido. Este estado transitorio es cada vez más prevaleciente hoy, debido a los cambios tecnológicos, la demanda económica, el crecimiento y la movilidad. La sociedad a lo largo de los siglos fue protegiendo los vestigios de construcciones pasadas debido a su antigüedad, a la civilización que los desarrolló, al estilo arquitectónico, sus valores sociales, culturales, etc.
Ahora tenemos que reconocer la importancia de lo que significó para la sociedad toda la arquitectura del Movimiento Moderno desarrollada en el siglo XX y seguir protegiendo todo ese patrimonio, que sirva para poner en valor por parte de la sociedad esta arquitectura, los valores estéticos, arquitectónicos, sociales y culturales que tienen y que han tenido, y de engrosar más la lista de Patrimonio Mundial Contemporáneo con inmuebles del Movimiento Moderno llevaba a cabo por la UNESCO. Es nuestra responsabilidad para que este patrimonio sea disfrutado por las generaciones futuras.
FUENTES
Sitios web: http://www.unesco.org, http://www.whc.unesco.org, http://www.plataformaarquitectura.cl , http://www.docomomoiberico.com
Textos: World Heritage Papers (nº 5), la fundación del Movimiento Moderno 1925-1965. Fundación DoCoMoMo Ibérico
Los valores patrimoniales de índole arquitectónico que recogemos hoy en día se han ido reconstruyendo gracias a las influencias de pensamiento y diseño de los grandes arquitectos del siglo XX.
Hablar de arquitectura y no mencionar a Le Corbusier es algo impensable para las nuevas generaciones, pues su obra ha traspasado más que fronteras, etapas y estilos; es por ello, que hoy en día 17 obras suyas han sido consideradas, e incluidas en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, este reconocimiento que se le ha dado es algo que indudablemente tiene merecido, así como a él ,se le suman otros personajes que formaron parte del movimiento moderno tales como Frank Lloyd Wright, Louis Mies Van der Rohe, y consideró apropiado añadir a Alvar Aalto.
Mientras que Le Corbusier buscó representar una arquitectura sistemática, basada en una creación de “principios de la arquitectura” y relacionando el quehacer arquitectónico, con una mecanización en donde la casa de pronto se convertía en “una máquina de habitar”, Aalto buscaba dedicarse a una profesión en donde el humanismo integrado a la arquitectura le otorgaba un mayor beneficio, denotaba la oposición entre el funcionalismo de la casa, pensada como “máquina” y su personal introspección del hombre con la naturaleza, lo que definió su ejercicio profesional.
La composición arquitectónica de Alvar Aalto puede integrarse a estos grandes arquitectos debido a que, aún pese a la condición demográfica que lo precede, termina por ser un impacto colateral al pensamiento contemporáneo, ya que, se aleja de la mirada que tenían las obras de Le Corbusier como la Villa Savoye de 1928, y el Crown Hall de 1950 hecho por Mies, puesto que pretende, como decía en la conferencia celebrada en Viena en 1955, “definir como tarea obvia del arquitecto, humanizar la naturaleza inerte de los materiales”, y cuestiona aquellos avances técnicos que no supusieran una mejora real a la calidad de vida, y estos disputas lo llevaron a hacer una obra con nuevas connotaciones.
Aunque su obra pueda calificarse como “formalista”, es una arquitectura paralela al movimiento moderno, en donde la necesidad de ordenar constructiva y éticamente el espacio era uno de los anhelos de la época, por lo que decide manifestarse con antagonismos formales, tales como rectángulos y curvas yuxtaponiéndose, y a partir de los cuales encuentra reglas y cánones que se convierten en sus parámetros ordenadores y compositivos, lo que lo llevarán a hacer obras como el “Ayuntamiento de Säynätsalo“ de 1949, una mezcla de modernidad y la intimidad para formar un nuevo punto que embone en el entorno emplazado y la comunidad que lo vive, “La Maison Luis Carré” 1956, la “Villa Mairea” de 1937,entre otras, en donde logrará escapar del orden cartesiano impuesto e inaugura una nueva forma de pensar arquitectura con referencia en la imperfecta naturaleza.
Las viviendas de Aalto, en comparación con las de sus contemporáneos, “sobresalen por el extraordinario dominio de espacio público”, así como el estudio del espectador y la iluminación y el control que tiene sobre ella, relacionándola con los recorridos dentro y fuera del edificio y la invitación que hace a la curiosidad de uno mismo de entender la construcción interior a partir de la observación, por último la selección y utilización de los materiales, da la pauta a la interpretación de su arquitectura, la dimensión sensitiva.
Fuente: EL PENSAMIENTO Humanismo y teoría de la arquitectura en Alvar Aalto
https://infomadera.net/uploads/articulos/archivo_1890_17493.pdf
Dentro del panorama arquitectónico del siglo XX podemos encontrar diversas vertientes que a pesar de responder a un mismo siglo, se desarrollan y desenvuelven en diferentes aspectos; así pues, vemos la obra de Le Corbusier con un carácter de imposición respecto a un orden nuevo visto desde su perspectiva, una que nos demuestra la arquitectura como una máquina, como una especie de engranes. Por otro lado, desde la mirada de Frank Lloyd Wright, entramos en un aspecto contemplativo, de espacios que no se explican su función exacta, sin embargo, son su firma.
En este argumento, se engloba la mención del documento “World Heritage Papers No.5” en el que además de hablar de los arquitectos en cuestión, se admiran otras obras dentro de la misma definición de “arquitectura moderna” pero posiblemente con otro enfoque, este es el caso del arquitecto Estoniano, luego estadounidense, Louis I. Kahn, a quien me atrevo a mencionar por su energía vertida en cada una de sus obras, que sin ser muchas, son de una alta calidad arquitectónica.
En particular, hablar de la Asamblea Nacional en Bangladesh, ubicada en un contexto en el que, a diferencia de otras obras de los arquitectos primeramente mencionados, no pertenece al primer mundo. Es una obra que destaca en medio de un país que se independiza y trabaja por la construcción de su nueva nación, ideales, capital y su símbolo de democracia, todo esto condensado en la característica de monumentalidad de este edificio. Así pues, se puede visualizar el análisis de la obra en varias dimensiones (la anteriormente mencionada como la dimensión política). Sobre la dimensión social se discute la escala humana que alcanza el diseño de este edificio en el que cualquiera que ingrese no va a ser definido por sus creencias, orientaciones, etc, y simbolizando un proceso de reconstrucción social. Respecto a la dimensión estética, se trata de un edificio que cae en la atemporalidad, por su aspecto formal, que se convierte incluso en fuente de inspiración para muchos arquitectos de nuestro presente. En esta misma línea estética, representa un modernismo retando la delgadez, el pragmatismo y el estilismo que otras obras del mismo siglo adquieren, las grandes aperturas que no están solamente por diseño, sino que corresponden a la filosofía de una democracia objetiva, lineal, representada con figuras geométricas básicas y un juego de sombras que, además de crear una atmósfera, protegen del calor excesivo que caracteriza a la zona.
Dicho lo anterior, entrando a la dimensión técnica, se ha cuidado minuciosamente el hormigón, pues ante la existencia de nuevas técnicas y tecnología para construir, Kahn decide utilizar las tradicionales de la zona, además de la referencia del uso del ladrillo como la conformación de un sistema como lo es la población en el sistema democrático. Rescatando el aspecto formal, ahora no solo de la fachada, vemos un edificio constituido por una serie de “capas” que funcionan como una tecnología bioclimática pasiva para que calor no penetre y en lugar de pensar en esos grandes muros como potenciadores de la oscuridad, son mas bien, elementos para sombrear y generar un ambiente de confort.
Al final se presenta un edificio que, como todos los proyectos de Kahn, parten de un cuadrado, pero adquiere un valor estético, político, social, técnico e incluso paisajístico al haberse creado una imagen magnífica de la fusión del edificio con la presa, convirtiéndose en un espacio atemporal.
Fuentes:
World Heritage Papers No. 5: Identification and Documentation of Modern heritage.
Página oficial de la UNESCO: https://whc.unesco.org/
James Chakraborty. (2014).Hormigón armado en la Asamblea Nacional de Louis Kahn, Dhaka: modernidad y modernismo en la arquitectura de Bangladesh. Recuperado en Junio 2020. Sitio web: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2095263514000041#:~:text=Louis%20Kahn%20is%20often%20credited,introduced%20modern%20architecture%20to%20Bangladesh.&text=These%20were%20esthetic%20decisions%20rooted,Asia%20and%20the%20United%20States.
El aumento de la preocupación por determinar el cúmulo de obras que nos representan como sociedad nos ha llevado a que nos interroguemos qué tenemos que conservar o heredar a las generaciones venideras; a su vez, hace que se examinen con minuciosidad diversos vestigios, tanto materiales como inmateriales, que nos representan que somos en el momento actual.
Con la aparición de la posmodernidad, al término de la década de los setenta del siglo precedente, emerge una curiosidad especial por identificar aquellas huellas que dan cuenta de la modernidad; así pues, desde la literatura, arte, arquitectura y urbanismo, entre varios, se muestran evidencias de ideologías particulares de la etapa designada como modernidad.
Bajo esta nueva circunstancia de modernidad basada desde la industrialización, imploramos nuevas maneras de morar plasmadas en la arquitectura y urbanismo y que se desligaron de la tradición clásica. En los últimos años del siglo XIX se hacen manifiestas las políticas de transformación en todo el mundo con la llegada del petróleo y la electricidad.
Ya en el pasado siglo, particularmente en lapso de entre guerras, surge un nuevo modelo ideológico que conlleva a una transformación entre la forma y la función en la que normalmente se daba la vida urbana. Surgen entonces nuevas demandas habitacionales y técnicas constructivas que posibilitaron ensayar con nuevos modelos. Dejaron ver claramente en sus proyectos el uso de nuevos materiales de construcción como el hierro y el hormigón, desafiando así las formas espaciales y lenguaje formal propios del siglo pasado arquitectos como Le Corbusier, Frank Lloyd Wright y Mies van der Rohe, entre otros, de quién defiendo su importancia de añadir obras suyas como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Surgió entonces un estilo internacional que abarca las obras que caracterizan la arquitectura del movimiento moderno. Actualmente estas formas propias son parte de la identidad cultural del pasado siglo y, por lo cual, comienzan a ser tomadas como parte del patrimonio cultural de la humanidad. En el caso de Mies, cuenta con la casa Tugendhat en el catálogo.
Ludwig Mies van der Rohe (Aquisgrán, Prusia, 1886 – Chicago, Estados Unidos, 1969) moldeó el siglo XX en muchos sentidos: como arquitecto se le otorgan una buena suma de innovaciones en cuanto diseño y filosofía de trabajo: la optimización de los espacios con una estética sencilla fue su principal distintivo, algo que condensó en su conocida frase “menos es más”. Destacado docente, al frente de la Bauhaus y posteriormente como director del colegio de arquitectura del Instituto Tecnológico de Illinois de Chicago (IIT), se interesó en brindar las herramientas necesarias para las consiguientes generaciones de arquitectos que la experiencia le dio. Como miembro destacado en la Bauhaus la UNESCO catalogó su obra en Brno, la casa Tugendhat, por ser icono de la arquitectura moderna funcionalista .
Mies Van der Rohe creó un nuevo canon arquitectónico, cuya influencia se puede todavía apreciar en el trabajo arquitectónico contemporáneo, no por el peso de su legado en sí mismo, si no porque sus planteamientos han dejado en claro que muchos problemas espaciales a los que nos enfrentamos actualmente no son del todo nuevos.
Propongo entonces añadir el Lake Shore Drive, bloque de apartamentos en Chicago (EE. UU.); el Crown Hall, Instituto de Tecnología de Illinois en Chicago (EE. UU.); el Edificio Seagram, Nueva York (EE. UU.); el Pabellón de Alemania, Barcelona (España), la Casa Farnsworth en Illinois (EE. UU.), la Neue Nationalgalerie de Berlín (Alemania), que, entre otras construcciones, ponen de manifiesto las soluciones aportadas en el siglo XX por el Movimiento Moderno al reto de renovar las técnicas arquitectónicas para satisfacer las necesidades de la sociedad. Estas obras maestras del genio humano también constituyen un testimonio de la internacionalización de la arquitectura a escala planetaria.
Al inscribir estas obras le damos importancia a lo que significó en su época para la sociedad y ayudamos a protegerlo, consiguiendo poner al Movimiento Moderno en el mapa, y a poder compartirlo con las futuras generaciones. Damos entonces difusión a un movimiento castigado por la incultura que ha conllevado ya a pérdidas dolorosas e irreparables.
Durante el siglo XX, surge un nuevo paradigma que conlleva a un cambio en la función y forma en la que se desarrollaba la vida urbana. Las nuevas demandas habitacionales de la época permitieron experimentar innovadores modelos de interactuar y habitar en diferentes espacios. Arquitectos cómo Le Corbusier, Mies van der Rohe, Walter Gropius y Frank Lloyd Wright, dejaron en sus obras la evidencia de la implementación de nuevos materiales constructivos y nuevos estilos de diseño, desafiando así las formas espaciales y buscando suplir las demandas que la época requería.
Particularmente, el trabajo de Le Corbusier tanto edificado como teórico, tuvo gran impacto en el siglo XX, demostrando grandes cambios técnicos y conceptuales en el campo de la arquitectura y el urbanismo. Con el uso de hierro, concreto y vidrio, y con atención en las líneas simples y la funcionalidad de los edificios, su influencia llego a algunas de las figuras mas poderosas de la época, y tiempos posteriores su legado permanece en construcciones que se pueden observar alrededor del mundo. Su trabajo excepcional, según la UNESCO, «constituye un testimonio de la internacionalización de la arquitectura a escala planetaria”.
Tales aportes son fieles exponentes del movimiento moderno, y han sintetizado y aportado de tal manera a la arquitectura del siglo XX , que le concedieron la integración de 17 de sus obras mas sobresalientes al listado de la UNESCO. Considero que en la actualidad, dichas obras representan parte de la identidad cultural del siglo XX, contribuyendo en ciertas escalas a la revalorización continua de la identidad artística mundial y significando un modelo importante para la transmisión de experiencias, aptitudes y conocimientos relacionados al arte.
Aunque fue el aporte de diversos arquitectos lo que contribuyó a la renovación de la arquitectura y los modos de vivir, las obras de varios de estos han sido dejadas atrás en el momento de ser consideradas patrimonio mundial. La arquitectura de Mies van de Rohe, a mi parecer simple y majestuosa, merece mas que la Villa Tugendhat en Brno en el listado de la UNESCO, puesto que su trabajo también cumplió un importante papel en la difusión y aceptación del movimiento moderno a nivel mundial. Tanto el Pabellón de Barcelona como la casa Farnsworth son obras magistrales que celebran la belleza de la simplicidad y la armonía entre materiales, espacios, colores y detalles.
El primero, concebido como un juego de planos , basa su fuerza en la diafanidad y flexibilidad de los espacios. Al mismo tiempo, la combinación de la calidad, diversidad y riqueza de los materiales, da como resultado una imagen de relación y penetración entre la naturaleza y la industria. La segunda, con un diseño puro imperturbable, busca también la relación entre naturaleza e industria, y se simplifica al máximo para apreciar la belleza de la arquitectura en todo su esplendor.
La arquitectura de Mies, con su “menos es mas”, con la sencillez de los elementos estructurales, la composición geométrica y la ausencia total de elementos ornamentales, encaja todas las definiciones de las características de la arquitectura del movimiento moderno, ofreciendo un lenguaje arquitectónico nuevo que significó una ruptura con las formas del pasado. La arquitectura de Mies es un regalo del pasado a la arquitectura del presente. Es también, al igual que Le Corbusier y Lloyd Wright, otra obra maestra del genio humano, y por lo tanto es mas que merecedora de un reconocimiento tan importante como lo es la catalogación de patrimonio de la humanidad.
Fuentes,
Pagina de la UNESCO: http://whc.unesco.org
AFP. (2016). La obra arquitectónica de Le Corbusier, patrimonio mundial. El mundo. Disponible en: https://www.elmundo.es/cultura/2016/07/17/578b5628268e3ea41d8b45e7.html. Fecha de consulta (Junio, 2020)
Fernandez, T. (2014). La casa Farnsworth de Mies van der Rohe, un icono de la arquitectura moderna. Revista cosas de arquitectos. Disponible en: https://www.cosasdearquitectos.com/2014/02/la-casa-farnsworth-de-mies-van-der-rohe-un-icono-de-la-arquitectura-moderna/ . Fecha de consulta (Junio, 2020)
La arquitectura de Le Corbusier es la clara representación de un nuevo modo no sólo de hacer arquitectura, sino de pensar. Se transfiere como la materialización arquitectónica de la mente del hombre moderno, de sus valores y sus principios. Dejando atrás las normas impuestas socialmente, traducidas en el ámbito arquitectónico como la pertenencia a cierto status socio-económico, grupo religioso, o determinado campo de saberes, este arquitecto se impone a mediados del siglo XX rompiendo paradigmas y estableciendo los cinco puntos de la arquitectura moderna, los cuales nos dan la iniciativa a casi todo lo que proyectamos en la actualidad. La declaración como Patrimonio de la Humanidad de sus obras, no sólo considero no deberían estar en discusión, sino que debería ser el punto clave para comenzar a darle valor a muchas edificaciones de la arquitectura del siglo XX que aún no han sido declaradas patrimoniales, y que consciente o inconscientemente son los principios que hasta hoy rigen la forma de hacer y de proyectar de los arquitectos. «Yo creo que Le Corbusier es un personaje fundamental en la arquitectura del siglo XX, seguramente el arquitecto más influyente de su época a nivel global, pero yo creo que hablar de Le Corbusier arquitecto es reducirlo. Fue un artista multidimensional. Nosotros consideramos que fue un humanista. Es imposible entender la arquitectura actual sin la existencia de Le Corbusier». – Julio Santana – director de la casa Curutchet.
La planta libre, los pilotis, la fachada libre, la terraza jardín y la ventana longitudinal son conceptos que aplicamos constantemente, que remiten a una forma de habitar el espacio propia del hombre moderno y contemporáneo. Podemos ver aplicados estos 5 puntos en la Casa Curutchet en La Plata, Buenos Aires, uno de los edificios declarados como Patrimonio, el cual constituye un referente significativo tanto para la arquitectura del nuevo milenio como para la ciudad de La Plata, la cual se proyectó para funcionar como la capital de Buenos Aires, y en su diseño urbano planificado tan estratégicamente, podemos observar también las nuevas formas de organizar el espacio propias del hombre moderno. “Queremos que atraviese todas las clases sociales. Que no sea solamente de interés para los iniciados, los intelectuales, los arquitectos o los artistas, sino que sus valores puedan ser transmitidos y puedan ser interpretados y reinterpretados por todos».
Si bien existe un lado de la crítica, el cual no considera necesario u oportuno aplicarle tal valor a una arquitectura relativamente tan reciente, el concepto de Patrimonio ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, entendiendo no sólo como válidos aquellas edificaciones que tengan cierta antigüedad o su arquitecto fallecido, sino que se permite la valoración de la arquitectura por lo que significa en sí misma, dejando de lado el factor del tiempo, lo cual es fundamental para entender el valor real de un edificio, sus cualidades espaciales, funcionales y estéticas que funcionan como referente a tantas generaciones posteriores.
Fuentes:
https://www.infobae.com/tendencias/2019/05/17/un-patrimonio-de-la-humanidad-en-la-plata-asi-es-por-dentro-la-casa-curutchet-de-le-corbusier/
Película argentina filmada en la Casa Curutchet: https://www.youtube.com/watch?v=LmrwVC_UsS8
Sobre la Casa Curutchet que has mencionado parecería importante otorgar, a raíz de su declaración como Patrimonio de la UNESCO, al director tras la construcción de esta obra tan significativa para el contexto latinoamericano, junto con el Plan General para Brasilia, mayor atención y valoración. Amancio Williams quien es el responsable de la ejecución de este único proyecto residencial de Le Corbusier en el continente americano, no sólo es reconocido en el «mundo arquitectónico» por este hecho, sino que su obra tanto teórica como construida, con la clara influencia de Le Corbusier, pero tomando referentes también en son las vanguardias del futurismo, el neoplasticismo y la arquitectura “del disfrute” desarrollada en Estados Unidos (Los Ángeles) durante la época, enriquecen enormemente su arquitectura por lo que representa uno de los paradigmas en la arquitectura del movimiento moderno en Argentina y que es referente para muchos países latinoamericanos.
Williams, respondiendo al contexto de su época marcada por un caudal de descubrimientos científicos y tecnológicos, consideraba que existía una desconexión con la aplicación de estos conocimientos y avances en la vida cotidiana por lo que toda su obra está enormemente influenciada por la intención de proyectar para el futuro con el potencial de los avances científicos. La técnica se entiende como una experimentación de posibilidades, teorías y pensamiento siendo la arquitectura el laboratorio en el cuál se experimentan.
Sin embargo su obra, específicamente su icónica Casa Puente, no ha recibido la protección merecedora ni el contexto normativo argentino, por lo menos hasta hace un año (desconozco si esto ha cambiado de un año atrás a hoy día).
La ampliación del catálogo patrimonial de la UNESCO con obras de patrimonio contemporáneo y la relación de estos arquitectos y sus obras recién incluidas con otros arquitectos debe dar pié a la reflexión crítica sobre la necesidad de otorgar protección a un mayor número de obras de arquitectos influyentes quizá en menor escala pero con la misma importancia que los mencionados.
Fuentes:
ArchDaily -Artículos – Un incendio en la memoria: reflexiones sobre la pérdida del patrimonio arquitectónico en Argentina.
https://www.archdaily.mx/mx/916276/un-incendio-en-la-memoria-reflexiones-sobre-la-perdida-del-patrimonio-arquitectonico-en-argentina
ArchDaily – Artículos – Amancio Williams: arquitectura teórica para el futuro de Argentina
https://www.archdaily.mx/mx/917366/amancio-williams-arquitectura-teorica-para-el-futuro-de-argentina
En la actualidad las formas propias del movimiento moderno representan parte de la identidad cultural del siglo XX y, por tanto, empiezan a ser consideradas como parte del patrimonio cultural de la humanidad. La creación, a partir de la década de los ochentas del International Working Party for
Documentation and Conservation of Buildings, Sites and Neighbourhoods of the Modern Movement, Docomomo, permitió crear una red internacional para inventariar y catalogar los proyectos y obras en diversos países, esta acción permitió la creación de fichas para su registro y ha puesto de relieve en las instituciones encargadas de la salvaguarda del patrimonio cultural como UNESCO, ICOMOS e ICCROM este conjunto de bienes.
Arquitectos como Mies van der Rohe, Le Corbusier, Walter Gropius, Frank Lloyd Wright, Richard Neutra, entre otros, dejaron en sus obras la evidencia de la implementación de nuevos materiales constructivos como el hierro y el concreto, desafiando así las formas espaciales y el lenguaje formal propios del siglo anterior. En este contexto surge un estilo internacional que comprende el conjunto de obras que caracterizan la arquitectura del movimiento moderno. Desde estas obras se conciben nuevos espacios urbanos que responden, en algunos casos, a símbolos propios de los nuevos paradigmas ideológicos. La arquitectura moderna, a través de nuevas formas y funciones, comienza a determinar la vida cotidiana de mujeres y hombres que inspiran un cambio en las formas tradicionales de habitar.
La organización internacional DoCoMoMo, fundada en 1988 en Holanda por los arquitectos Hubert-Jan Henket y Wessel de Jonge, es un referente mundial en la tutela del patrimonio moderno arquitectónico. La trayectoria de esta organización y su vínculo con la UNESCO promueve la inclusión de obras del Movimiento Moderno en la World Heritage List donde, recientemente, ha sido incorporada la obra de Le Corbusier.
Un total de 17 obras del arquitecto Le Corbusier en Alemania, Argentina, Bélgica, Francia, Japón, India y Suiza han sido declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco. Según el organismo de la ONU, estas piezas «constituyen un testimonio de la invención de un nuevo modo de expresión de la arquitectura, en clara ruptura con sus formas anteriores»
Al hablar de la lenguaje arquitectónico de Le Corbusier, la UNESCO alabó las obras escogidas por «[reflejar] las soluciones que el movimiento moderno buscó aplicar durante el siglo XX para los desafíos de inventar nuevas técnicas arquitectónicas que respondieran a las necesidades de la sociedad». «[Este hito] representa un fuerte estímulo para seguir manteniendo este patrimonio vivo y transmitirlo a las futuras generaciones», dijo Antoine Picon, presidente de la Fundación Le Corbusier en el comunicado oficial de prensa. «También contribuye al entendimiento de este frágil y complejo legado, y ayuda a su difusión a una audiencia más amplia [posible]», agregó.
“La influencia global conseguida por el trabajo arquitectónico de Le Corbusier en cuatro continentes es un nuevo fenómeno en la historia de la arquitectura y demuestra su impacto sin precedentes” – UNESCO. Declaraciones como esta son un gran paso en la valorización de la arquitectura moderna y contemporánea como patrimonio de la humanidad. La asociación de la herencia arquitectónica con los edificios históricos tiene
que ser formateada para proteger el legado arquitectónico actual para las generaciones futuras.
Fuentes:
http://www.manuelmoreno.cl/arquitectura-moderna-y-patrimonio/
https://www.researchgate.net/publication/329788615_DOCOMOMO_Arquitectura_moderna_y_patrimonio
https://whc.unesco.org/archive/websites/valencia/us/conference/pgs.conf/es.conf.doco.htm
Brasilia, Patrimonio Mundial y segregador socioespacial
Brasília, inaugurada como la capital de Brasil en 1960, es una ciudad planeada por Lúcio Costa y Oscar Niemeyer con influencia de la Arquitectura Modernista. Con apenas 27 años ha sido considerada patrimonio mundial de la UNESCO, por “representar una obra maestra del genio creativo humano (i) y ser un excelente ejemplo de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico o tecnológico o paisaje que ilustra etapas significativas en la historia humana (iv)”, como dicen los criterios I y IV respectivamente de la UNESCO.
Su precoce patrimonialización tiene hoy muchas consecuencias y entre ellas la segregación socioespacial. Se reconoce la importancia de su valoración arquitectónica y urbanística, la ciudad tiene conservada sus principios originales y protección de sus escalas urbanas, pero que eso ha sido y continúa siendo en detrimento de una gran parcela de la población que viven en otros sectores más lejanos del centro.
La principal cuestión que se argumenta es que con la patrimonialización de Brasília que no ofrece un sistema de transporte público de calidad pero que tiene todos los mejores sectores de empleos, ocio, educación y cultura torna el espacio protegido inaccesible a las personas que no viven allí pero que sustentan su funcionamiento y economía. Torna un espacio segregador que exclui una enorme parcela de su población. Por ser un patrimonio mundial las intervenciones es un tema muy discutido pero también muy difícil de hacerlo. Los vazios urbanos del centro entran en contraste con los espacios marginalizados de otros sectores de la capital brasileña.
Brasilia, la capital de Brasil, fue planeada e imaginada a partir de la necesidad de una nueva capital para el país, que hasta entonces (1960) tenía el cargo de Río de Janeiro. En 1956, se lanzó un concurso para todos los arquitectos y urbanistas en Brasil, para una propuesta de proyecto para la nueva capital. Con eso, Lúcio Costa con su diseño de los dos ejes cartesianos, siguiendo una lógica completamente nueva y con un sesgo modernista, presenta su estudio y también gana el concurso.
Brasilia, con la diferencia de la mayoría de las ciudades del mundo, nació de manera planificada, presentando un conjunto de edificios modernos, sectorización, mejora de huecos urbanos y con la presencia de un gran lago artificial (Lago Paranoá), para atenuar la sequedad de las nuevas personas (candangos) que habitaría el medio oeste del país. Además, su arquitectura cumple con los cinco puntos del arquitecto Le Corbusier: cinta de ventana, edificio bajo pilotes, ciudad jardín, planta y fachadas libres. Precisamente por este aspecto de respeto por los cinco pilares del modernismo, Brasilia fue la primera ciudad contemporánea declarada patrimonio de la UNESCO en 1987.
Durante mucho tiempo, el modernismo brasileño demostró ser una forma de retratar un estilo muy brasileño, porque a pesar de tener características universales del modernismo general, tiene sus peculiaridades de la herencia colonial que tiene Brasil, que se puede ver en el uso de azulejos (en el que predominan las obras más antiguas el uso de azul y blanco), mosaico portugués, elementos huecos, entre otros.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, hacer de Brasilia un activo patrimonial es una forma de preservar la historia de la ciudad y de Brasil, además de ser una forma de valorización colectiva de arquitectos, artistas y paisajistas que fueron tan importantes para este movimiento, como Oscar Niemeyer, Athos Bulcão y Burle Marx respectivamente.
La Iglesia de Nossa Senhora de Fátima, ubicada en el bloque 307/308 en el barrio de Asa Sul, es un buen ejemplo del significado de la arquitectura brasileña para su gente. Es en este lugar donde se celebran misas, reuniones y fiestas tradicionales. La iglesia tiene muchas características modernas y exclusivas de manos de Oscar Niemeyer: la ligereza aportada por la pintura de hormigón armado en blanco, junto con los azulejos de Athos Bulcão con imágenes de la estrella de Belén y el espíritu santo, que se representan en colores azul y blanco. como referencia a los azulejos portugueses que se pueden encontrar en todo Brasil, como en Salvador, Río de Janeiro, São Paulo y Recife.
De esta manera, el patrimonio se manifiesta como una forma de preservación que despierta en la gente de Brasilia, una relación afectiva de cuidado, memoria afectiva e identidad, ya que es una ciudad que a pesar de no haber nacido de manera orgánica, tiene mucha historia y revela mucho sobre sus residentes. Por esta razón, organismos como el IPHAN (Instituto Nacional del Patrimonio Histórico y Artístico) tienen un papel fundamental en la historia de la capital para perpetuar y preservar todo lo que la habita.
Bibliografia
• https://repositorio.unb.br/bitstream/10482/10191/1/2011_DanielaNunesdeAraujo.pdf
• Das retóticas do moderno nacional ao reconhecimento de Brasília como patrimônio cultural. (ALBA NÉLIDA DE MENDONÇA BISPO, ANA CLARA GIANNECCHINI)
• Relatório do Plano Piloto