
En plena pandemia, la Junta de Andalucía ha declarado Bien de Interés Cultural los cines Cervantes, Llorens y Trajano de Sevilla. El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha aprobado inscribir en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA) como Bien de Interés Cultural (BIC) con la tipología de Monumento, los únicos tres ejemplos de salas del siglo XIX que subsisten en el centro de Sevilla.
El teatro Cervantes de Sevilla, diseñado por Juan Talavera de la Vega, fue abierto al público en octubre de 1873. Es contemporáneo de la Ópera de París de Charles Garnier, inaugurada en 1875 o a la Sala Dorada, de la Musikverein de Viena, construida por el arquitecto danés Theophil Hansen para la Sociedad de Amigos de la Música e inaugurado en 1870. Edificios muy anteriores a otros como el Palau de la Música de Barcelona, inaugurado en 1908.
El teatro Llorens, construido por José Espiau y Muñoz en 1913 es de estilo neomudéjar por el empresario Vicente Llorens. En 1930 se proyectó en él la primera película sonora de la ciudad, Sombras blancas en los mares del sur. En la actualidad el cambio de uso lo convirtió en salón de juegos. El Trajano, también neomudéjar, es obra del arquitecto sevillano Aníbal González construido entre 1920 y 1923.
Sevilla llegó a tener más de una treintena de salas de cines repartidas por toda la ciudad, pero las nuevas costumbres, la llegada de los multicines a centros comerciales, supusieron un cambio de paradigma en el consumo de entretenimiento. Otros cines como el Rialto, Regina, Bécquer, Rochelambert, Alcázar, Azul, Delicias o Juncal han cambiado las butacas por estanterías de supermercados. Algunos como el Palacio Central se han dividido en varias conocidas tiendas de moda. El Teatro Coliseo es hoy un edificio perteneciente a la administración autonómica.
Pocos mantienen su uso, el antiguo cine Pathé alberga hoy el teatro Quintero, el antiguo teatro Álvarez Quintero es el Centro Cultural Cajasol. Las menos, han manteniendo actividades ligadas a la cultura, como el cine Apolo, que fue sede de la Orquesta Filarmónica de Sevilla, o el Teatro Imperial que albergó una conocida librería.
Reflexionar sobre qué hacer cuando las costumbres cambian y quedan patrimonios obsoletos. Preguntarnos sobre el alcance de la catalogación urbanística. Cuestionar si es aceptable o no, los cambios de uso en el planeamiento o qué significa ser o no un uso compatibles. Indagar sobre lo que se ha perdido. Proponer otras posibles alternativas, ya sea en Sevilla o en un panorama más amplio, puede servirnos para ilustrar el debate de la protección de nuestro patrimonio más reciente.
El debate estará abierto hasta el día 20/06/20.
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El antiguo cine Trajano, se encuentra en del sector 8 “Encarnación-Magdalena” dentro del subgrupo 8.2 “San Andrés-San Martin” en la manzana 49317 y ocupa las parcela 05 y 19 (4931705TG3443B0001EF y 4931719TG3443B0001PF), aunque en la antigüedad conformaba una única parcela, por su propiedad privada y como consecuencia de los cambios de propietario y las acciones de compra-venta se ha dividido en dos inmuebles. Se localiza entre las calles Trajano y Amor de Dios, ya que su acceso se puede realizar por ambas.
Se trata de una tipología edificatoria de tamaño rectangular que mantiene todos sus linderos construidos salvo una serie de patios de luces, sobre los que destaca el central al que se vuelca todo el edificio. La superficie que ocupa del de edificio es de 810 m, de las cuales 225 corresponden a patios por lo que su ocupación es del 72%, con una superficie construida total de 2230 m2 y una edificabilidad de 2.75 m2t/m2s, una longitud de fachada hacia la calle de 38.60 metros y 0.017 en relación con la fachada y la superficie construida. Posee una altura de 4 plantas en general, aunque en fachada posee torres que alcanzan una quinta planta, lo que quiere decir que tiene una altura media de 12-16 metros y un elemento emergente que alcanza los 15-20 metros.
El antiguo cine Trajano suponía un importante espacio cultural, entre sus muros se conserva parte de la estructura e intrahistoria de la ciudad. Desde su concepción su uso siempre ha sido escénico. En su concepción como teatro Lope de Rueda, después como salón de variedades bajo el nombre de Lido, que no es hasta el estallido de la Guerra civil cuando se transforma en prisión militar. Esto fue temporal, ya que la apuesta de la ciudad desde la postguerra en los años 40 es la del ocio y resurge como cine Trajano. Con la llegada de la democracia en los 70 no presentó decadencia, como el resto de salas que tuvieron que cerraron por la bajada de público y por la competencia con los grandes centros comerciales, sufriendo numerosas reconversiones en supermercados tiendas de ropa o perdieron sus vestigios físicos. Sino que por lo contrario se reinventó como la conocida sala X en plenos 80 permitiendo la entrada del cine de arte o ensayo y principalmente a la pornografía, que perduró hasta su clausura en 2003. En 2015 pasa a ser un solar abandonado y los antiguos propietarios quisieron convertirlo en un garaje y locales comerciales, pero no llego a cuajar.
Su estado de conservación fue muy bueno hasta su clausura (2003) por culpa de los costes del alquiler, de ahí comienza su dejadez que lo hace declararse en ruina en 2014. Actualmente la conservación del edificio es muy mala a excepción de las fachadas a ambas calles, sin llegar a ser crítico estructuralmente, debido a no realizarse obras de conservación ni rehabilitación.
En cuanto a reformas sólo se conocen la reforma media realizada en 1960, que se pueden clasificar en clave Art Decó, adaptando las salas para proyección de cine, revestimiento de pasillos, respetando las fachadas, los paños cerámicos y las columnas. Su actual dueño afirma que llevará a cabo una rehabilitación integral con base en la ley de patrimonio nacional y andaluza, tras la revisión de los procesos y procedimientos a realizar según las nuevas condiciones urbanísticas del inmueble.
Su valor patrimonial recae en su indudable calidad arquitectónica y artística visible en su aspecto anacrónico. Una obra maestra del arquitecto por excelencia de Sevilla, Aníbal González. Un diseño neomudéjar que posee una composición y trazado clasicista por sus simetrías, un estilo basado en decoración cerámica, arcos polibulados y paños de sebka. Que ejemplifica los patrones del regionalismo hasta en la ejecución de sus materiales de fachada y galerías del patio interiores.
Su valor de posición que recae en formar parte de lo que sería un visible eje de cultura de expresión y visual, que iría por la calle Trajano y que alcanzaría tres cines, junto con el Cervantes (todavía en uso) y el antiguo cine alameda. Es decir forma la entrada de una de las principales zonas de ambiente de la ciudad. Una posición estratégica que ni siquiera ha sido invadida por okupas.
Su valor cultural como la sala X más conocida y grande de toda la ciudad. Además como se menciona en el valor anterior, forma parte del eje lúdico y cultural que se extendía desde Puerta de Jerez hasta la Alameda de Hércules, donde proliferaron desde el siglo XIX hasta XX recintos destinados a las artes escénicas de todo tipo.
Su valor histórico recae en las tres etapas del inmueble como salas de cine del XIX que aún perduran. Como sala de variedades, sala de cine de arte y ensayo y cine erótico.
Su valor sociológico recae en que forma parte de la identidad del barrio. Los carteles, publicidad, posters que dan mayor vida a la fachada como tablón de anuncios, incluso las colas que se formaban para acceder un día cualquiera forman ya parte del imaginario colectivo.
Su valor arqueológico al edificarse sobre el antiguo hospital de Amor de Dios derruido en 1860.
En la redacción del plan general de ordenación urbanística de 2006 se enuncia la protección de los cines históricos de la capital hispalense para mantener su uso cultural y evitar su desaparición, dotando al edificio de un grado C, nivel concedido a edificios con un nivel de protección parcial en grado 1. En 2012, el ayuntamiento eliminó esta protección provocando tragedias culturales como la desaparición de la Sala Apolo.
En 2016 se inician los trámites para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), tras la petición del ayuntamiento de Sevilla. El último proyecto de reforma se basa en recuperar su uso terciario (ocio-hostelería) como teatro y hotelero. En 2020 se formalizaba la declaración como BIC del cine Trajano. Quedando inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con la tipología de Monumento.
El cine Trajano tiene suficiente valores y arraigo en la Sevilla antigua como para poder justificar su inclusión dentro del catálogo de bien interés cultural por parte de la Junta de Andalucía. Gracias a esta catalogación se consigue frenar impulsos que ha tenido este edificio en reconvertirse en algo que no concuerda con él (En un usual aparcamiento en altura…), aún así el proyecto actual de rehabilitación que pasa por mantener su uso en cierta medida, añadiendo una parte de terciario del grupo hotelero, me parece innecesario y a la vez triste. La ciudad de Sevilla no apuesta por el ámbito cultural, solo refuerza el turismo de masas como apuesta económica segura, que está ocasionando problemas tan graves como la turistificación… pero eso es otro tema que no se está tratando aquí. Aunque esto solo es el primer paso para el nuevo cine Trajano, me lleva a cierta preocupación ya que no es más que el principio para garantizar su recuperación y puesta en valor, la importancia recaerá en los siguientes pasos, y sobre todo por el equipo que realice el seguimiento durante su rehabilitación. También expresar mi satisfacción por el reconocimiento por parte de las autoridades y de la propia ciudad, a lo que ha significado este cine en la historia de la ciudad. ¿Será suficiente con esta inclusión suficiente? Lo iremos comprobando…
Fuentes:
Periódicos: ABC, Diario de Sevilla, La Vanguardia y EuropaPress
Blogs: CulturadeSevilla y Melanesia 86
Oficiales: Sede electrónica del Catastro y Junta de Andalucía
El antiguo cine Lloréns se encuentraba en la calle Sierpes 26, en del sector 8.3 del conjunto historico de Sevilla, en particular en la parcela 5 de la manzana 49278. La parcela funcionalmente está dividida en dos, y resenta fachada a la dos calles Sierpes y Rioja: por un lado el local que integra lo que fuera la sala principal del cine Lloréns, así como las crujías previas que avanzan hasta la calle Sierpes. En la otra parte del local se ha inaugurado una tienda de venta de textil, accediéndose al mismo únicamente desde la calle Rioja. La planta baja fue afectada por una reforma media en los años 2000 y 2004 y las dos plantas en altura, ahora ocupadas por viviendas, fueron afectadas por unas intervenciones en 1950.
La historia del cine Lloréns, hoy sin uso tras haber sido en los últimos tiempos un salón de juegos, arranca en 1913. El propietario del edificio en la calle Sierpes, Vicente Lloréns, encargó a el arquitecto José Espiau y Muñoz de la renovación de su propiedad para proyectar un teatro que fuese fiel al estilo Regionalista de acuerdo con la moda de la epoca. Detrás de un sobrio aspecto externo, al interior la obra presentaba un estilo neomudéjar exuberante tanto en vestíbulos como en la sala, destinada a los espectáculos de variedades y proyecciones cinematográficas. En aquel tiempo, el empresario sevillano Lloréns dirigía cuatro salas en el centro de Sevilla. Entre 1918 y 1930 llevó el Lloréns, el Imperial, que estaba también en Sierpes, el teatro San Fernando y el teatro en la calle Amor de Dios Cervantes. Él fue el responsable de la variada y prolífica programación de esta sala, donde se dieron espectáculos de varios generos pero que también fue lugar de encuentro de personajes de la vida política y cultural sevillana y española. El Lloréns proyectó en sonoro por la primera vez en toda Andalucía el 10 de enero de 1930. En su última reforma en profundidad, la sala se adaptó para el cinematógrafo, con cubierta opaca y cabina de proyección, conservando planta rectangular con galerías perimetrales. En la fecha 6 de abril de 1982 se proyecta por última vez en el Lloréns y cierra sus puertas como cine.
La planta del teatro-cine Lloréns responde a un esquema de sala central de dimensiones rectangulares con un palco/galería en el nivel superior. El proyecto del arquitecto Espiau contemplaba el mantenimiento de la tipología existente, dimensión y forma de la sala y hasta de los mecanismos de acceso, pero al mismo tiempo se eliminaban las galerías laterales porticadas, manteniéndose el emplazamiento de los palcos ambos lados del escenario en planta baja. Puse en el fondo un balcón para alojar a la orquestra que al inicio acompañaba a las proyecciones de cine mudo y arriba el local de la maquinaria de proyección. El patio de butacas se conformaba como un plano inclinado, quizás presente ya en el edificio previo. En la reforma se mantienen los accesos por ambas calles, distribuyéndose en las parcelas anexas algunos de los usos auxiliares de la sala trapezoidale y ocupa lo que sería el interior de la manzana. Su adptacion al último uso como salón de juegos hace difícil percibir este espacio en su totalidad. La ejecución un falso techo para facilitar el trazado de instalaciones de tanto gran tamaño como lo del aire acondicionado ha provocado un importante deterioro del tratamiento decorativo de los paramentos perimetrales, del techo y de la decoración de las paredes en estilo neomudéjar, donde había una elaborada yesería, paños de azulejería y elementos acristalados que se deberían haber protegido. El alzado actual del cuerpo hacia la calle Sierpes nos remite al tipo de arquitectura residencial del siglo XVIII, con dos niveles de balcones y con recercados de molduras. El toldo con el texto grafiado de “LLORENS SALÓN DE JUEGOS” todavía permanece enmarcando toda la fachada hacia la calle Sierpes.
A nivel de protección urbanistica, el PGOU de 1987 daba una protección limitada a esos inmuebles de cines y teatros históricos, por lo que el Gobierno municipal decidió que el PGOU de 2006 habría considerado el Lloréns, las salas Imperial, Pathe, Apolo o Trajano, equipamientos de « suelo de interés público y social» (SIPS). Algunos propietarios obligaron al Ayuntamiento a modificar el PGOU para que los cines historicos Avenida, Alameda y Cervantes no tuvieran la calificación de equipamiento cultural para que se le concediese el uso «residencial Centro Histórico» al fin de albergar viviendas, oficinas, comercial, hoteles y demás. La Asociación para la Defensa del Patrimonio (ADEPA) solicitó en 2013 la protección de esos inmuebles del Cervantes, el Lloréns y el Trajano declarándolos Bienes de Interés Cultural, para evitar sus ruina y demolición. Según la Junta de Andalucía, los tres edificios eran «exponentes relevantes» de todo un elenco de salas para espectáculos que existieron en el centro historico de Sevilla pero no ocurrió nada hasta el año 2018 cuando la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha iniciado el procedimiento para la inscripción en el Catálogo General de Patrimonio Histórico como BIC para la protección de estos tres cines, aumentando así la protección de unos inmuebles que ya tenían una catalogación de nivel C. En enero de 2020 la Justicia ha puesto en marcha la decisiones sobre los ultimos imuebles que quedaban todiaviá sin protección en el Casco Histórico de Sevilla, como el Lloréns. Afortunatamente en este pasado mes de mayo el historico Llorens fue declarado definitamente BIC junto con los otros cines, teniendo en cuenta la iniciativa del Pleno del Ayuntamiento de Sevilla y de numerosas solicitudes de la ciudadanía, como la propia de ADEPA. La catalogación como BIC es la máxima figura de protección de la Ley que reconoce los valores patrimoniales, no sólo de los bienes inmuebles sino también de los elementos constitutivos como decoración y mobiliario de la época y además insiste sobre su componente histórica e identitaria para la población sevillana, entoces sus valores patrimoniales, sociales y etnológicos dada sus pertenencia al conjunto de espacios escénicos que conformaban la Sevilla entre los siglos XIX y XX, como los cafés de variedades, los cafés-cantantes y los teatros-circo.
Creo que sea importante que una ciudad de tal entidad histórica como Sevilla finalmente proteja los bienes que perdieron sus ocupación originaria al avanzar en los tiempos modernos, pero que siguen simbolizar la evolución de los espacios de agregación de la ciudad. La protección de estos bienes debería tener en cuenta el caracter cultural y también la memoria de la ciudadania a la hora de aplicar un nuevo uso, respectando la tipologia arquitectonica propia de los edificios: la conservación y la rehabilitación de l’arquitectura parte por su correcto uso y creo que no es suficiente definir un nivel de protección sino también planificar en mayor escala la integración de esta nueva tipologia de bienes protegidos en el conjunto de las actividades culturales y de entretenimiento que ya existen en la ciudad, difrutando la preciosidad y la peculiaridad arquitectonica del pasado. Esto puede enriquecer ulteriormente el conjunto historico y reafirmar en su interior la presencia de estos edificios antiguos en lugar de los nuevos cines multisalas o salas de juego o otras actividades de masa difusas, que al dia de hoy llegan a ser muy extendidas en todas partes sin cuidar la compatibilidad con el antiguo y privandolo de valores.
Oficiales: Sede Electrónica del Catastro, Guía Digital (Junta de Andalucía)
Periódicos y blogs: ABC, Diario de Sevilla, EuropaPress, CulturadeSevilla
El antiguo teatro Cervantes, hoy día conocido como el cine Cervantes, es una obra del arquitecto Juan Talavera de la Vega. Se localiza en la calle Amor de Dios, teniendo su acceso por esta misma calle. Este edificio tiene un estilo del clasicismo francés del Segundo Imperio con una planta en forma de herradura sobre la que se alza tres pisos sin soporte, esto fue algo muy avanzado para su época de construcción. En la década de los cincuenta del pasado siglo, Alberto Balbontín de Orta y Antonio Delgado Roig reformaron el edificio modificando la fachada y su interior, conserva sus principales características y espacios originales, como el escenario, el patio butacas, las galerías y los palcos. Se encuentra en el sector 8 (Encarnación – Magdalena), que a su vez se divide en varios sectores en el que se encuentra en el 8.02 (San Andrés – San Martín).
El Cervantes es el único cine de una sola sala que sigue abierto en la ciudad a día de hoy, con un aforo de 2500 espectadores. Fue uno de los exponentes fundamentales de la cultura sevillana puesto que tuvo una amplia programación de teatro y de cine. La sala sigue siendo rentable para las empresas cinematográficas porque tiene dos atractivos, el primero de ellos es que se encuentra en un lugar histórico y, el segundo, es la pantalla de grandes dimensiones que posee. Actualmente el público que frecuenta este cine son mayoritariamente personas mayores.
El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía lo ha inscrito en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz (GGPHA) como Bien de Interés Cultural (BIC) con la tipología de Monumento. Hay que destacar los valores patrimoniales como bien inmueble y muebles destacables, sociales y etnológicos que esta sala posee ya que perteneció al conjunto de espacios escénicos del eje lúdico cultural de la Sevilla del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Constituyéndose como testigo de un conjunto de edificios de espacios escénicos en un pasado. Actualmente desaparecidos en su mayor parte, o asumiendo otros usos, el cine Cervantes es un referente cultural de la cinematografía de la ciudad.
En 2006 se designó como Servicio de Interés Público y Social (SIPS), lo cual obligó al espacio a tener un uso con fin cultural. Sin embargo, sus propietarios consiguieron que en 2011 el Tribunal Supremo dictara a su favor, devolviéndole la calificación de Centro Histórico que tenía en 1987, que es de grado “C” en la que aparte de cultural puede albergar otro tipo de usos. Gracias a la inscripción en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz (GGPHA) como Bien de Interés Cultural (BIC), el edificio contará con un mayor grado de protección.
Con la aparición de las nuevas infraestructuras y los cambios de hábitos, como pueden ser los centros comerciales que albergan distintas actividades, entre ellas los cines que poseen varias salas en las que a la misma vez se proyectan distintas películas, hemos observado como estas salas de cine históricas quedan relegadas y simplemente se utilizan para algunas proyecciones en concreto.
Una alternativa que podríamos proponer para un nuevo atractivo sería el uso de la sala de cine como sala de teatro, volviendo así a los orígenes que esta sala albergaba. Haciendo de él un uso compatible y dando un programa más amplio para su oferta cultural.
Tanto la Junta de Andalucía como el Ayuntamiento de Sevilla deberían de potenciar la oferta cultural de estos espacios para que se siga manteniendo los edificios históricos que han albergado distintas actividades culturales a lo largo de su historia.
Tras muchos años de espera al fin el cine Cervantes se declara como Bien de Interés Cultural (BIC) y se pone en valor patrimonial, social y etnológico que posee. Por ello quiero hacer un llamamiento a la sociedad para que estos cines con historias los pongamos en valor y vuelva a estar en la primera línea de la oferta cultural que posee Sevilla y no estar relegada como pasa actualmente.
Bibliografía: Junta de Andalucía, los periódicos: ABC, http://www.eldiario.es y el blog Sevilla secreta
Existe una gran necesidad de reconocer y reivindicar el legado cultural del siglo XX, los cines son inmuebles con mucha riqueza e interés, debido a que eran considerados centros de ocio muy importantes dentro de la ciudad de Sevilla. Me parece importante y muy acertado, que se estén reconociendo los valores de estas edificaciones, debido a que tienen una gran importancia histórica y cultural; por otra parte, es triste y decepcionante que lo hayan hecho hasta ahora, cuando la mayoría de ellos han sido destruidos o reconvertidos en edificios con usos completamente distintos al original, permaneciendo el recuerdo de la historia solamente en la memoria.
Es normal que con el paso del tiempo y debido a diferentes intereses, se hayan realizado alteraciones en los inmuebles, en lo particular me llama la atención el caso del antiguo cine Trajano y destacando el error más grande que se puede identificar: la protección. Siendo catalogado en el 2006 con una protección de grado C (nivel de protección en grado 1) y posteriormente eliminada en el 2012, provocando grandes daños y transformaciones importantes en el inmueble, para después ser declarado en 2012 en ruinas. Al tratarse de un edificio ya considerado importante para ser protegido y que se le haya descuidado tanto debido a una mala decisión del ayuntamiento y gobierno de seguir protegiendo el patrimonio me parece fatal.
En cuanto a tu pregunta, creo que la inclusión sería suficiente solamente en el aspecto de que se logra retomar su importancia como edificio y aumentar su conservación, sin embargo, no me parece correcto su parcial cambio de uso. Al declararse como Bien de Interés Cultural, sería adecuado que se retomara por completo sus valores culturales, sociales y su legado histórico. Ahora bien, se podría desarrollar un proyecto de reactivación del edificio, continuando con el uso cultural, no sería la primera vez que se realiza un proyecto de esta manera, existen muchos ejemplos, tal es el caso del teatro Edén, al sur de Francia en el que se realiza una intervención óptima, fusionando el contexto cultural e incrementando su potencial como lugar turístico y lugar de interés comunitario. Una posible alternativa sería realizar un centro de actividades culturales ligadas al cine y como beneficio puede convertirse en una manera de apoyar e impulsar a artistas locales. De esta manera se podría conservar el ámbito cultural y beneficiarse del turismo como promotor principal de estos lugares, de esta manera se lograría reactivar el edificio y generar un buen flujo económico.
El cine Cervantes, situado en la calle Amor de Dios, en plano centro de Sevilla, posee la sala de proyecciones más antigua de la ciudad. Abrió sus puertas en 1873 como Gran Teatro Cervantes, proyectado por Juan Talavera de la Vega, y desde entonces, ha sido escenario de numerosas representaciones teatrales y películas. Actualmente, es el único gran espacio teatral que mantiene su actividad en el conjunto histórico, y lo hace en sus espacios originales, como el escenario, el patio de butacas, las galerías y los palcos.
Este teatro pertenece al conjunto de espacios escénicos que conformaban el eje lúdico-cultural de la Sevilla de fines del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, como los cafés de variedades, los cafés-cantantes y los teatros-circo. Fue reformado entre los años 1896 y 1909, mejorándose el escenario, aumentándose en el anfiteatro su número de sillas, reduciéndose el número de palcos y sustituyéndose el alumbrado de gas por otro eléctrico. En la década de 1950 se remodeló el teatro para su conversión a una sala de cine, afectando a la fachada principal y a los vestíbulos, y tomó el nombre de cine Cervantes. A lo largo de la historia, este teatro sirvió de soporte para la representación de obras de importantes dramaturgos, entre ellos los hermanos Álvarez Quintero, y más tarde, un foco importante para la proyección de cine en el centro de la ciudad.
Su buen estado de conservación, a pesar de los años, ha hecho que este cine, de planta de herradura con tres pisos en vuelo y de estilo del Segundo Imperio, haya mantenido su uso hasta el día de hoy. El ayuntamiento de Sevilla le otorgó una calificación C en el PGOU, y en 2006 se designaba como SIPS, lo que obligaba su uso con fin cultural, sin embargo, los propietarios hicieron que se le devolviese la calificación de Centro Histórico de la que gozaba en 1987. Recientemente ha sido inscrito en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC) con la tipología de Monumento.
Entre los valores patrimoniales que posee el edificio y que lo han llevado a este tipo de protección está el valor tipológico. Las antiguas salas de cine de la ciudad están cayendo en el olvido, siendo sustituidas por las de los grandes centros comerciales. Esta sala, no solo mantiene su uso original, sino que lo hace con sus características iniciales. Por esta misma razón también podemos incluir el valor histórico, y precisamente por el uso que ha mantenido, el valor cultural. Forma parte también, de unas tradiciones arraigadas a la sociedad de una época concreta, de un hecho, una costumbre, la de ir al cine o al teatro y realizar allí la vida social. Esto aporta al edificio valores sociales y etnológicos.
Debido a todos estos valores, el cine Cervantes, junto con las actividades relacionadas entorno a él, forma parte del imaginario colectivo de la ciudad. Si bien es cierto que, el cambio de las costumbres de la sociedad, actualmente ha llevado a una comercialización de la cultura del cine, y con ello, a la necesidad de aumentar el número de salas y situarlas en un espacio mayor y que albergue más actividades, como son los centros comerciales; precisamente esto, ha llevado al abandono de este tipo de edificios. Concretamente esta sala, ha conseguido mantener su uso, pero muchas otras no han corrido su misma suerte y han sido abandonados o reemplazados por otras funciones que acaban con sus valores patrimoniales, como los cines Rialto o Regina, entre muchos otros. El cambio de uso puede salir rentable para el propietario, sin embargo, se han de tener en cuenta otros factores a la hora de adaptar el edificio a las necesidades actuales. La compatibilidad de usos en una misma edificación, haciendo una rehabilitación oportuna y que no afecte a esos valores, puede ser una buena solución.
En definitiva, es necesario una alternativa para esta tipología de edificios en ciudades históricas como Sevilla, que posee tantos valores patrimoniales y que enriquece la cultura de los barrios. El uso de estos cines no ha quedado totalmente obsoleto, si bien no resulta el principal o el más rentable. Pero es posible adaptar ese uso o incluso añadir nuevos que le aporten vida al edificio, sin la necesidad de reemplazarlo. La catalogación en BIC de estos cines es un gran paso que seguro marcan un camino para posibles rehabilitaciones. Un uso cultural y social en estas tipologías, manteniendo también sus características, es posible y necesario, si de verdad nos preocupa este tipo de patrimonio.
Fuentes: Junta de Andalucía, Blog Sevilla Secreta, ABC de Sevilla, Diario de Sevilla
Esto que estamos debatiendo me hace pensar sobre la importancia, por los sevillanos, de mirar con una mirada fresca a todo lo que poseen: como ha sido tan facil por nosotros darnos cuenta, si bien quizas venimos de lugares diferentes, de la preciosidad del patrimonio de Sevilla y de la necesidad de protegerlo, de esa manera creo que los ciudadanos tambien deben volver a ser coscientes del tesoro que tienen. De manera que estos lugares del imaginario colectivo, que ahora viven como un lejano recuerdo para la mayoria, puedan volver a vivir en la imaginación de la gente a travéz de nuevos valores, para que el antiguo y el nuevo coexisten.
Y esto ciertamente se aplica tanto a los cines antiguos como a las tiendas antiguas, a las actividades comerciales historicas de Sevilla, a los edificios o lugares icónicos y a todo lo que en pasado tenía un valor de uso o de lugar que a lo largo del tiempo ha desaparecido y pero, no obstante, aún merece de ser recordado al día de hoy.